EL PODER DE LA IGLESIA DE JESUS ES ESPIRITUAL
El andar del cuerpo de Cristo con la fuerza del
Espíritu
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El verdadero poder de la iglesia es espiritual, no político ni social. Si
queremos ser creyentes dinámicos, tenemos que alinearnos con los objetivos del
Señor. Cristo dio a su iglesia una comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos
a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt
28.19, 20). Pero muchas iglesias no están respondiendo.
La poderosa provisión de Dios
El Señor ha provisto todo lo que necesitamos para llevar a cabo la obra que
Él ha puesto delante de nosotros, pero cada iglesia es responsable de colaborar
activamente con Él.
El evangelio: Ante todo, Él nos ha
dado un mensaje de reconciliación y redención para transmitirlo al mundo. El evangelio
es poder de Dios para salvación (Ro 1.16). Puede cambiar el destino eterno de
quienes escuchan y creen, pero ¿cómo van a creer si no oyen (10.13-14)? Solo
los que han recibido la salvación en Cristo pueden decir a otros cómo y por qué
deben hacer lo mismo. La responsabilidad de alcanzar a los perdidos descansa
exclusivamente en la iglesia.
La Biblia: El Señor también ha
provisto su Palabra inspirada, que es la verdad absoluta (Jn 17.17). Cuando una
iglesia se aferra a la Biblia, y pone activamente en práctica sus principios,
el poder de Dios fluye a través de esa congregación. Pero una iglesia que
abandona la Palabra, o escoge qué partes creer y obedecer, se separa de la
fuente de poder divino.
El Espíritu Santo: Por más poderosos que
sean el evangelio y la Palabra de Dios, necesitamos una fuente interna de
alimentación para llevar a cabo la misión que Cristo nos ha dado. Cuando Jesús
estaba a punto de ascender al cielo, les dijo a sus discípulos que
permanecieran en Jerusalén y esperaran el Espíritu Santo prometido. En el
momento de la llegada del Consolador, recibirían poder y serían testigos de
Cristo en su tierra y en todo el mundo (Hch 1.4, 5, 8). Si ellos pudieran haber
hecho el trabajo por cuenta propia, Jesús simplemente habría dicho: “Vayan y
háganlo”.
Para entender la diferencia que Él puede lograr en la vida de una persona,
veamos la vida de Pedro. Aunque era parte de los discípulos de Cristo, fracasó
estrepitosamente en permanecer fiel y valiente. Había negado al Señor (Mt
26.73-75), y después de la crucifixión y resurrección de Cristo se escondió por
temor a los judíos (Jn 20.19). Pero cuando vino el Espíritu en Pentecostés,
Pedro predicó con osadía a una gran multitud, y 3.000 personas fueron salvas
(Hch 2.14-41).
Si los discípulos no podían cumplir con su llamamiento sin el Espíritu,
nosotros tampoco podremos.
La responsabilidad individual
Cada miembro de la iglesia juega un papel esencial en la determinación de
la vitalidad de su congregación (Ef 4.7-16). Podemos ser, o bien un canal de poder
del Espíritu, o bien un factor de debilidad en nuestra iglesia local.
El poder de Dios fluye solamente a través de las iglesias cuyos miembros
han rendido personalmente sus vidas a la dirección del Espíritu Santo. No
podemos tener los beneficios de una comunidad dinámica sin el sacrificio de
nuestra voluntad.
Hacemos un solo viaje por esta vida terrenal. La decisión que tenemos ante
nosotros es si vamos a vivir para el Señor o para nosotros mismos.
Si usted quiere ser usado grandemente por Dios, empiece a seguir estos
pasos:
· Reconozca su
incapacidad para cumplir con el propósito de Dios para su vida sin el poder del
Espíritu Santo.
· Enfrente cada pecado
conocido que el Señor traiga a su mente. En vez de buscar excusas, coincida con
Dios en que debe arrepentirse; es decir, dar la espalda al pecado y volverse al
Señor (1 Jn 1.9). Dios quiere hacer de usted un vaso puro lleno de su Espíritu.
· Ríndase a Cristo. Esto significa que
usted transfiere voluntariamente a Jesús, todo lo que tiene, el control, y el
uso de su cuerpo, alma y espíritu. Él es con todo derecho su Señor, porque le
creó y le redimió. No se trata de una transacción parcial en la que usted se
quedará con una parte y le dará el resto a Él. Todo le pertenece a Él, y es
puesto bajo su autoridad y control: sus derechos, planes, deseos y sueños.
· Crea que el Espíritu
Santo le ha llenado. Si usted ha tomado los pasos anteriores, entonces en base a la autoridad de
la Palabra de Dios, sepa que Jesús vivirá a través de usted (Gá 5.24, 25).
· Viva en el poder del
Espíritu Santo. Siga adelante con fe y obediencia, poniendo su confianza en Dios, quien
promete hacerle competente para su llamamiento (2 Co 3.4, 6).
Preguntas de estudio
- Lea Efesios 4.1-16.
- ¿Qué
clases de comportamientos y actitudes están presentes en una iglesia llena
del Espíritu Santo (vv. 1-3)? ¿Cuáles son las fuentes de la unidad (vv. 4-6)?
- Aunque
nuestros dones espirituales varían en la iglesia (vv. 7-11), ¿hacia el
logro de qué metas debemos todos trabajar, según los versículos 12-15?
- ¿Cuál será el resultado cuando todos los miembros del cuerpo trabajan juntos en sumisión a Cristo? ¿Qué palabra del versículo 16 implica que una iglesia dinámica cumple su llamamiento de evangelizar a los perdidos?
- MIRA LA PREDICA EN VIDEO YOUTUBE, IMPERDIBLE.
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